El tratamiento biotecnológico, incluido el tratamiento de la adicción, es el camino del futuro. Los investigadores y las compañías farmacéuticas elogian las inyecciones de depósito, los implantes de agonistas / antagonistas, la estimulación cerebral profunda y las vacunas conjugadas de hapteno como la mayor oportunidad de la medicina para reducir el uso ilegal, reducir el peligro de sobredosis y abstinencia severa, y prevenir el desvío de drogas a los mercados criminales.

Los viejos conflictos en torno a las ideas de adicción y tratamiento son revelados por el marketing y el uso de las nuevas tecnologías: entre la condición médica y el trastorno de la voluntad, entre la justicia penal y la salud, y entre la elección del paciente y el control del sistema. Este artículo analiza el arco de la terapia con opioides de acción prolongada y las implicaciones para el futuro utilizando los ejemplos de naltrexona de depósito y buprenorfina implantable e inyectable en los Estados Unidos. Estos incluyen la aparición de los tribunales de Vivitrol y la "prescripción carcelar", en la que los sistemas de justicia penal ordenan que los medicamentos bloqueen los receptores cerebrales de la misma manera que encerrarían a las personas, así como el uso de formulaciones de buprenorfina posicionadas como un aumento tanto del beneficio para el paciente como del control del proveedor.

También está teniendo en cuenta lo que se aprendió de las discusiones sobre métodos anticonceptivos de acción prolongada como Norplant y Depo-Provera. Si bien se están desarrollando varias formulaciones nuevas de acción prolongada, el éxito de estas nuevas tecnologías estará determinado más por si están acompañadas o no por una nueva ética de tratamiento de la adicción que enfatiza la alianza terapéutica, la concordancia sobre el cumplimiento y un compromiso genuino para permitir que los pacientes narren y sean creídos.