Trastornos por consumo de sustancias: una actualización exhaustiva de la clasificación, la epidemiología, la neurobiología, los aspectos clínicos, el tratamiento y la prevención
Abstracto
Los trastornos por consumo de sustancias (SUD, por sus siglas en inglés) son muy frecuentes y afectan a la salud, el bienestar y el funcionamiento social de las personas. Los cambios duraderos en las redes cerebrales involucradas en la recompensa, la función ejecutiva, la reactividad al estrés, el estado de ánimo y la autoconciencia subyacen al intenso impulso de consumir sustancias y la incapacidad de controlar este impulso en una persona que sufre de adicción (SUD moderado o severo).
Los determinantes biológicos (incluidos los aspectos genéticos y las etapas del desarrollo de la vida) y sociales (incluidas las experiencias adversas de la infancia) de la salud son factores reconocidos que contribuyen a la vulnerabilidad o la resiliencia contra el desarrollo de un trastorno por consumo de sustancias. En consecuencia, las estrategias de prevención dirigidas a los factores de riesgo social pueden mejorar los resultados y, cuando se implementan en la infancia y la adolescencia, pueden disminuir el riesgo de estos trastornos. Los trastornos por consumo de drogas son tratables, y existe evidencia de un beneficio clínicamente significativo para los medicamentos (en los trastornos por consumo de opioides, nicotina y alcohol), las terapias conductuales (en todos los trastornos por consumo de alcohol) y la neuromodulación (en el trastorno por consumo de nicotina).
El tratamiento de los trastornos por consumo de drogas debe considerarse en el contexto de un modelo de atención crónica, con la intensidad de la intervención ajustada a la gravedad del trastorno y con el tratamiento concomitante de las afecciones psiquiátricas y físicas comórbidas.
La participación de los proveedores de atención médica en la detección y el manejo de los trastornos por consumo de sustancias, incluida la derivación de casos graves a atención especializada, ofrece modelos sostenibles de atención que pueden ampliarse aún más con el uso de la telesalud. A pesar de los avances en nuestra comprensión y manejo de los trastornos por consumo de sustancias, las personas con estas condiciones siguen siendo estigmatizadas y, en algunos países, encarceladas, lo que pone de relieve la necesidad de desmantelar las políticas que perpetúan su criminalización y, en su lugar, desarrollar políticas para garantizar el apoyo y el acceso a la prevención y el tratamiento.