Aislamiento y COVID-19
El principal medio de intervención y prevención de la enfermedad Covid-19 ha sido el distanciamiento físico que; desde la Jornada de Sana Distancia hasta La Nueva Normalidad, nos ha acompañado día con día. Frenar rutinas, cotidianidad y estilos de vida que implican la socialización continua puede impactar de forma directa la salud mental de las personas. La literatura ha catalogado a México como un país de unión donde los individuos se reúnen frecuentemente a relacionarse unos/as con otros/as y ello es una característica fundamental de nuestra cultura.
Considero que dentro de los puntos importantes a atender dentro de la salud mental es la población que requería salir para continuar con un tratamiento contra la depresión y otros trastornos asociados. Aquellos/as que podían encontrar fuera herramientas para hacer frente a esas condiciones y que por la pandemia, no han logrado continuar saliendo. Además, el aislamiento ha sido acompañado según las autoridades, con un incremento en el consumo de sustancias como el alcohol.
La existencia de una complicación de los trastornos de ansiedad y depresión podrían desencadenar en ideación suicida e incluso suicidio. Creo que es de vital importancia que como profesionales de la salud mental estemos implicados en la toma de decisiones dentro de un contexto tan problemático como lo es el creado por Covid-19. Atender comunidades por medio de la atención personalizada, promoción a la salud e intervención comunitaria están dentro de nuestros escenarios ideales para mantener una salud mental saludable en la población.